martes, 17 de junio de 2014

Y mientras tú, cosiendo heridas

"Amiga mía, no sé qué decir, ni qué hacer para verte feliz. Ojalá pudiera mandar en el alma o en la libertad, que es lo que a él le hace falta, llenarte los bolsillos de guerras ganadas, de sueños e ilusiones renovadas. Yo quiero regalarte una poesía; tú piensas que estoy dando las noticias". (Amiga mía, Alejandro Sanz)

Llevo toda la tarde escuchando esta canción, y no me puedo acordar más de ti, amiga. Te he visto fumarte un cigarro tras otro, encerrada en tu silencio porque no hay nada que puedas escuchar esta noche que te haga sentir mejor. No hay nada que pueda aliviarte, no esta noche.


Te he visto esconderte tras el humo de tu cigarro y servirte una copa esperando que el tiempo pase. Te he visto coserte las heridas y ver, impasible, cómo siguen sin cicatrizar. Te he visto, amiga, llorar, por lo que antes te hacía sonreír.


Sé lo que es sentir que el cielo está a apenas dos metros del suelo. Sé lo que es sentir presión en el pecho y desear que desaparezca. Sé lo que es dormir con la cara empapada y despertarte pensando que todo ha sido una pesadilla. Sé lo que es que te rompan el corazón, y sé lo que se siente cuando cualquier movimiento hace que te agites y que cada pedazo de ti resuene a cada paso en falso que das.


Porque ya son demasiados golpes contra el suelo, demasiadas ganas de que algo salga bien, y demasiadas vueltas en una montaña rusa de la que ya es momento de que te bajes. 


Sé lo que es vivir en bucle, cometiendo un error y dejándote la piel para enmendarlo. Sin sentido. Porque en eso es en lo que crees que se ha convertido todo, en un sin sentido absurdo, que te come las ganas y te apaga. 




Lo que no sabes es que la vida está llega de segundas y de terceras oportunidades, que la felicidad tiene sentido cuando la compartes pero que con la primera persona con la que tienes que compartirla es contigo misma. 


Lo que quiero que sepas, amiga, es que pocas personas tienen las ganas y la fuerza que tú has mostrado, que pocas personas son tan delicadas y que son bastante menos las que hubieran seguido después de todo. Pero ahí estabas tú. Y ahí seguirás estando. 




Siempre he admirado tu capacidad de poder con todo, esa fuerza que siempre me has transmitido y esa claridad para ver lo que es realmente importante. 

Porque no hay nadie tan auténtico. Y sé lo que es pensar que todo aquello estaba perdido. Hoy no habrá palabras de aliento, más que las que tú encuentres. Hoy no habrá copas que consigan hacer olvidar, durante un par de horas, el dolor y las pocas ganas de continuar. 


Pero hoy seguirás estando tú. Y eso vale más que nada. 

3 comentarios:

  1. ¡Muy bonita entrada! Con mucha fuerza y empuje que a veces nos falta.

    ¡Enhorabuena!

    Patricia.

    ResponderEliminar
  2. Algo parecido me dijo una amiga hace unos meses, cuando pasaba por una situación similar. Gracias a esas amistades que lo dan todo sin esperar nada a cambio.

    Bonito post. =)

    ResponderEliminar
  3. Mientras pueda contar contigo, quiero pensar que para ella todo irá bien, saludos!

    ResponderEliminar