martes, 2 de septiembre de 2014

Devuélveme mi agosto

¿Te crees que puedes llegar así como así? Arrastrando un calor que no te corresponde, abrasándome con tu aire y golpeándome en la cara con tu 'vuelta al cole'. 

Nadie quiere volver. Nos aferramos a un álbum de fotos al que queremos seguir alimentando pero no tenemos con qué. Nos aferramos a recordar momentos que quedarán ocultos bajo la tonelada de deberes, trabajos y responsabilidades que, al sonido de tambores, ya vienen


Y tú piensas seguir así. Año tras año. Vienes a quitarnos todo, desde el bronceado hasta el bañador. Dime, descarado, ¿qué ganas con esto? Te crees verano pero no eres más que el hall de entrada a un otoño que pinta mal. Porque nada tienes, ni siquiera rebajas. 

Yo sigo durmiéndome tarde y despertándome aún más tarde, pero sin escuchar las olas. Ahora son las obras del vecino las que vienen a darme por culo cada mañana. Igual que tú. 

Desayuno con vistas a un muro cuando hace dos días tenía el mar al frente con la perspectiva de acabar tostándome en la playa. Pero no. Ya no. 



Agosto, vuelve. Trae tus copas de más y tu vergüenza de menos. Tu pelo ondulado por la humedad, tus piscinas con exceso de cloro, tus playas de arena fina, incluso trae las medusas, que yo me encargo de esquivarlas. 

Vuelve, que yo te espero sin mangas ni calcetines, con pantalones cortos y el horario del revés. Con ganas de salir y de no volver a entrar. 

Trae a aquellos amigos que no reconoceríamos con el abrigo puesto y regálanos una última noche, de esas que acaban con baño en la playa y arena en los tacones. 




Vuelve. Vuelve a Ibiza, Marbella, Comillas y a Conil de la Frontera. Que suene Facto Delafé y su 'es verano y luce el sol, es la Costa Catalana'. Trae el último éxito de David Guetta y las resacas en la playa. 

Porque no hay mal que el mar no cure. Y eso lo sabes tú bien. 



jueves, 10 de julio de 2014

Hablemos en plural

Hay tanto que quiero decirte que no encuentro las palabras. Quiero decirte que me he vuelto adicta a tus mensajes, que cuando veo tu nombre en la pantalla algo dentro de mí brota, cambia, se exalta y empieza a volar. Dicen que son mariposas, pero yo creo que es más que eso. 

Cuando te veo girar la esquina, aquella que tantas veces hemos recorrido, todo es nuevo. Porque contigo todo es diferente.



Quiero decirte que haces que todo valga, las penas, las risas, los llantos y hasta las cosquillas. En el amor y en la guerra todo vale, y contigo es un amor constante y una guerra contra el tiempo. 

Porque paralizaría el momento en el que estás volviendo a la vida, cuando tus ojos a medio abrir o medio cerrar me dan los buenos días y sonríes y sé entonces que me estás regalando otro día más a tu lado. 



Quiero decirte que la perfección no existe, y esa es mi parte favorita del cuento. Porque son tus imperfecciones las que te hacen real, no una idea en mi cabeza nacida de algún lugar del corazón. Eres real. Como este suelo que pisamos y ese sofá donde tantas noches hemos pasado entre almohadones y cojines, sin entender todavía la diferencia. 

No encuentro las palabras para decirte que me he vuelto adicta a tu mirada, que no soporto que me mires cuando conduzco porque sé que la distancia entre tu asiento y el mío es demasiado pequeña para todo lo que se esconde tras esos ojos. Quiero decirte que el amor es más que todo lo que un día conocí, y eso lo he aprendido de tus manos. 



Quiero decirte que lo bueno se hace esperar y tú y yo ya nos hemos esperado bastante. Que la vida no vale un céntimo si no es a tu lado y que tú y yo somos culpables de esto tan bonito que tenemos.

Quiero decirte que no quiero un rato contigo, a no ser que ese rato se llame toda una vida y la siguiente. 

Porque el plural es el idioma que quiero hablar a partir de ahora, que ni yo soy ni tú eres, pero somos. Y eso no se puede moldear con palabras. 

Porque no hay palabras que justifiquen mis errores ni los tuyos, pero me lo dijiste una vez: somos cojonudos juntos.